Este reptil debe su nombre al naturalista gallego Víctor López Seoane. Es la única especie de víbora de la Cornisa Cantábrica. Se trata de una víbora pequeña, que en estado adulto no suele superar los 50 cm, por lo que es algo menor que las otras víboras de la Península Ibérica. En cuanto a su coloración, es la que presenta más variación de las víboras de la Península, con cinco patrones de color bien diferenciables. Su mordedura no suele causar envenenamientos graves en personas, salvo en el caso de ancianos, niños o personas débiles de salud. La toxicidad del veneno varía considerablemente dependiendo de la región de donde procedan los ejemplares, siendo los ejemplares pertenecientes a la subespecie Vipera seoanei cantábrica los que presentan una toxicidad más elevada.