En este giro podemos descubrir, el apasionante mundo de las setas, convirtiéndose nuestra salida, en función de la época del año en que la hagamos, en una ruta micológica con un paraje natural ideal ya que las lluvias tan habituales en Santiago nos regalan un escenario perfecto para la vida de múltiples setas en nuestros montes y senderos, debido a que crecen más en temporada de lluvias.
Esta será otra forma de acercarnos al medio natural, nos asombraremos con su diversidad, por sus variables formas, colores,… todas ellas por descubrir. Algunas variedades de las que encontraremos serán comestibles constituyendo una muy buena propuesta gastronómica.
Los hongos se consideran un reino diferenciado, Reino Micetal o Reino Fungi, no son plantas ni animales. La seta “carpóforo”, es la parte visible del hongo y podemos observarla en el suelo, corteza de árboles o restos orgánicos. En su interior lleva las esporas, que al germinar puedan dar lugar a otros hongos nuevos. A partir de ella, es posible identificar qué especie de hongo es, sin embargo, incluso en la misma especie las setas varían en apariencia. Sirven de alimento a numerosos animales y son los responsables del 90% de la descomposición de restos orgánicos, constituyendo un eslabón imprescindible aunque desconocido en la naturaleza
No todas las setas son comestible, algunas son venenosas o tóxicas. Las setas son tóxicas una vez ingeridas, no por el contacto. Incluso hay especies que son tóxicas en crudo, pero una vez hervidas se pueden consumir. No hay ningún truco para saber cuáles son comestibles o venenosas para el ser humano, solo su conocimiento exacto hará que no corramos riesgos, evitando desenlaces trágicos. La amanita phalloides es la seta que más intoxicaciones provoca, y las consecuencias de su ingestión pueden llegar a ser mortales.
No debemos nunca recoger especies que desconozcamos, en caso de la más mínima duda debemos abstenernos. Aunque eso no quiere decir que no disfrutemos de su búsqueda y visión.