Haciendo el Almiar

Almiar, construcciones tradicionales de paja y hierba seca: arte e ingenio colaborativo

La paja del trigo, centeno y avena de la malla se almacenaba formando los característicos almiares (“palleiro” en Galicia). Para su construcción era necesario un especialista. La paja se amontonaba formando la base del almiar o «palleiro», como le llaman en esta zona, para aguantar mejor la humedad, todo un ejercicio de ingenio en acción. Sobre esta base se iba colocando la paja y así iba ganando altura, adoptando su característica forma cónica.

Vecinos de Aríns
La construcción del almiar, como otros muchos en el mundo agrario tradicional, era un trabajo colaborativo: los espelidores eran los encargados de darle para adelante a la paja de la malla, a continuación, otras personas recogían con la horquilla el chaparro (montones de paja) para echar al almiar. El especialista trabajaba primero subido a un carro, después a una escalera, colocando montones de paja alrededor hasta su remate, con su característica forma de gran seta.
Como culmen, se colocaba un cesto, para que no entrara el agua. Cuando no quedaba uniforme, había que “revelarlo” (retocarlo)
El centeno se solía dejar para el final, ya que por él escurre mejor el agua, por ello se usaba para cubrir el sombrero.

Recogida de la paja
El almiar remataba con la “capucha”. Para su confección se escogía la mejor paja y se ataba con un mimbre, eliminando los excesos, a continuación, se volvía a atar con un mimbre, y se coronaba con un ramo de laurel. Se ataba por la base con una zarza y se aseguraba con palos de roble, a modo de grapas, para que no saltara. Antes de su finalización, se clavaba una vara en el centro, para asegurar mejor la construcción.
Después de todo este meticuloso trabajo, tocaba fiesta de celebración, donde no podía faltar el buen comer, vino del ribeiro. El especialista, a modo de maestro de ceremonias, era el encargado de partir el jamón, alimento que no solía faltar. Era la mejor fiesta del año y se hacía una por cada casa.

Estas imágenes cedidas  por vecinos y vecinas de Aríns son la memoria viva de una época  no tan lejana. Muchos vecinos conservan aún elementos significativos de esta gran tradición como las “palomiteras” (jarras de barro de gran tamaño, típicas de estas reuniones) y los “vencellos” (los artilugios para atar los “monllos”).
Además de la paja del trigo y otros cereales, también se hacían palleiros de hierba seca, para la alimentación del ganado en las épocas del año donde escaseaba el pasto.

El Almiar

El proceso de construcción era similar, un proceso artesanal. Palleiros, antecesores de las actuales alpacas o rolos.

En las siguientes imágenes podemos observar la evolución de este proceso debido a la mecanización.