Un lugar como el Monte Viso, activo desde el tiempo de los romanos y de los suevos, tenía que acoger esa nueva fiebre que invadió Europa desde que, en el siglo IX, habían aparecido en la antigua Aseconia, unos restos que se atribuyeron al Apóstol Santiago. Así, por la ladera del Monte entrarían también los peregrinos del Camino Francés, con una variante de la entrada principal por San Lázaro.
La tradición oral aun recordaba, a mediados del pasado siglo, a peregrinos pasando por el Viso y bajando luego por el Gaiás cara el sepulcro.
El lugar de Lobio, en el Viso, nos remite precisamente a esta tradición. En su etimología “ lobio” puede proceder de “ fluvium”, río, pero también es camino, o camino que sigue el río, y también sepultura. Y así emparenta con “Solovio” o “ Solobio”= “ ipsum fluvium”, “ese río”. En el lugar de Solovio fue donde la tradición sitúa el hallazgo del cuerpo del apóstol Santiago.
(Fuente: Dolores González de la Peña, 2013: https://arqueotoponimia.blogspot.com/2013/12/lobio.html)