Leyenda de San Marcos

Estaba San Marcos de peregrino realizando el Camino de Santiago por la zona de Lavacolla, cuando coincidió con otro peregrino. Tenía la apariencia de experto y conocedor del camino, llevaba colgando varias sandalias gastadas como muestra de sus pisadas.

Aprovechando que era hablador, San Marcos le pregunta si le falta mucho para llegar a Santiago y poder visitar el sepulcro, a lo que el extraño le contesta, que mucho, que está muy lejos de su destino y que le faltaba otro tanto como llevaba él andado, que tendrá que gastar otras tantas sandalias, ya que Santiago está al final de la Tierra, al otro extremo del mundo.

Esta respuesta lo desanimó, ya que estaba muy cansado y desistió de su peregrinación, mandando construir una ermita en el lugar:  la Capilla de San Marcos, y  ya no anduvo los escasos kilómetros que le faltaban para llegar a  la catedral.

La capilla tiene la peculiaridad de que su puerta está orientada al naciente y no cara al poniente como la mayoría de las iglesias. En aquella época se le llamaba «Rei de la peregrinación» al primero del grupo que desde el Monte do Gozo divisaba la catedral, hecho que podría estar detrás del engaño.

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