El Sarela

El Sarela es afluente del Sar, y nace en la falda del Monte Pedroso, discurriendo a lo largo de unos 10 km acompañando la ciudad de Santiago de Compostela por el este, hasta llegar a un un lugar de gran belleza en el paraje del Puente Viejo de la Rocha, en donde desemboca en el Sar.

La ribera del Sarela es un espacio intensamente humanizado, y hasta pocos años tuvo una  gran importancia para la economía compostelana.

En el tramo  entre el Puente del Arzobispo  (hoy Carmen de Abajo) y la desembocadura del Sarela en el  Sar en Vidán, la ribera del Sarela es una sucesión de molinos desde tiempos medievales: el molino de Cóengos, el molino de Santa Clara o A Ponte, el de A Carreira, el de Laxe, el de los Chouciños, el de las
Fogatas,  el de los Tortos, el de Bugallido, el de Vidán, el de Novás, y casi ninguno de uso privado. Muchos de ellos tienen dos ruedas y una pequeña huerta para complementar los ingresos de quienes lo explotan en régimen de alquiler. Las fincas al lado del río abastecían de patatas, maíz y verduras, como nabos o repollos, y otros productos al Cabildo de la Catedral y a la Plaza de Abastos, entrando a la ciudad por la calle de las Hortas. Además de estos molinos y restos de presas, también encontraremos fábricas en ruinas o transformadas en casas, lavaderos, fuentes, puentes y pasarelas. Desde el origen, se trata de un espacio en constante cambio en función de la evolución de la economía, el lugar y las nuevas necesidades.
Como resultado de esta humanización, el río Sarela tiene una riqueza micro-toponímica asombrosa. En la parte que vamos a bordear se llama río de los Chouciños.
En sus aguas, si tenemos paciencia, podemos observar abundante fauna: truchas, cachos hasta anguilas y libélulas.
Es fácil imaginar que el mismo río que hoy baja solitario al encuentro con el Sar hubo tiempos en los que se desbordaba de gente y actividad.

Ir al contenido